Por Paola A. Arias*/
La cuenca del río Orinoco es la tercera cuenca hidrográfica más grande de Suramérica. Ubicada al norte del continente, su región más al norte se caracteriza por la presencia de sabanas y pastizales mientras que la porción más al sur presenta coberturas de transición al bosque Amazónico. Según diversos estudios, esta región viene experimentando un aumento en la ocurrencia de extremos cálidos (evidenciados por cambios en temperaturas máximas) y de extremos secos (evidenciados por cambios en la cantidad de días secos consecutivos).
Uno de los efectos regionales del cambio climático es el aumento en la probabilidad de ocurrencia de extremos combinados, es decir, eventos en los que ambas condiciones (cálidas y secas) se dan de forma simultánea. De esta manera, nuestro estudio se enfocó en el análisis de extremos combinados secos y cálidos (CDHE por sus iniciales en inglés) en la cuenca del Orinoco durante el periodo 1981-2021.
Los resultados indican que la ocurrencia de CDHE en esta cuenca se caracterizan por el fortalecimiento de estructuras anticiclónicas en la baja y media troposfera sobre el Mar Caribe y el Atlántico Tropical, favoreciendo la subsidencia y el calentamiento adiabático de masas de aire seco, que son transportadas hacia el Orinoco, aumentando las temperaturas y reduciendo la humedad en la región (Figura 1a). Esta advección de aire cálido y seco exacerba el déficit de precipitación durante periodos de sequía meteorológica, así como el déficit de humedad del suelo, no solo en superficie sino también a mayor profundidad (sequía agrícola y ecológica). En contraste, los extremos secos (aquellos en los que se registra sequía meteorológica pero no extremos de temperatura) presentan menores déficits de precipitación y humedad, y estructuras anticiclónicas mucho más débiles (Figura 1b).

Además de los impactos generados en la disponibilidad de agua, los CDHE proporcionan condiciones favorables para la ocurrencia de incendios. Nuestros análisis indican que los CDHE presentan una mayor actividad de incendios en esta región, particularmente en el norte de la cuenca (Figura 2a). Por ejemplo, durante la ocurrencia de CDHE, se detectaron 286 días con 8008 incendios activos en el norte del Orinoco mientras que para el sur del Orinoco se detectaron 475 incendios durante los mismos días. En contraste, se detectaron 1716 incendios activos en el norte del Orinoco y 56 incendios activos en el sur durante extremos secos (386 días). La ocurrencia de CDHE no solo aumenta la cantidad de incendios activos sino también el área quemada por estos (Figuras 2c y 2d), evidenciando un favorecimiento de esta actividad.

Si bien la ocurrencia de condiciones meteorológicas cálidas, secas y ventosas puede favorecer la actividad de incendios, se deben considerar otros factores como el combustible (cobertura) y los usos de suelo. Cerca del 80% de los incendios en la cuenca del Orinoco están asociados a prácticas relacionadas con expansión agrícola, infraestructura, control de plagas y renovación de pastos. De esta manera, se hace fundamental comprender la meteorología de incendios dadas las prácticas de uso de suelo en esta región tan importante para el continente suramericano.
*Profesora Titular, Universidad de Antioquia, Colombia
1Arias, P.A., Fernández-Berrío, A., Bedoya-Pineda, V. et al. Compound dry and hot extremes and their implications for fire activity over the Orinoco River Basin in northern South America. Clim Dyn 63, 175 (2025). https://doi.org/10.1007/s00382-025-07660-5