De La Nouvelle République*/
La selva tropical se está transformando gradualmente en sabana. Algunas regiones ya están liberando más C02 del que absorben, lo que altera el equilibrio climático mundial.
Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam, todos esperan impacientemente la estación de las lluvias para mitigar la sequía que afecta actualmente la Amazonía. Se supone que llegará al final del invierno austral, a finales de septiembre. El año pasado, las lluvias no llegaron hasta inicios de diciembre. La mayor selva tropical del mundo sufre las consecuencias de una estación seca prolongada entre 2023 y 2024, que agrava los incendios. En Brasil en particular, desde principios de año se han identificado más de 188.000 incendios, de los cuales más de 61.000 ocurrieron en septiembre.
“Los incendios los provocan los humanos”, afirma Jhan-Carlo Espinoza, Director de Investigación del Institut de Recherche pour le Développement de la Universidad de Grenoble. La deforestación de la Amazonia avanza a buen ritmo desde hace años para ampliar la ganadería y otras actividades, pero “se dan condiciones de mayor vulnerabilidad en casos de sequías más prolongadas” explica el científico. “Esto somete a los suelos a un estrés hídrico. Se vuelven más vulnerables y más inflamables”. Cuanto más avanza la deforestación, peor es la sequía.
“Nuestros estudios han demostrado que la deforestación también puede contribuir a que este periodo seco sea cada vez más largo. El año 2023 fue especialmente catastrófico. «El más caluroso de la historia de la Amazonia», informa Jhan-Carlo Espinoza. Y sin embargo, también se han producido otros periodos de sequía «extrema». “Ha habido dos de las llamadas sequías extremas del siglo, en 2005 y 2010, y luego otra con las mismas características en 2016”, prosigue el científico. Pero esta vez, “estamos hablando de una sequía aún más grave. Se observan déficits de precipitaciones desde 2022. En ciento veinte años de observación, el nivel del río Amazonas alcanzó su punto más bajo en 2023. Además del proceso de deforestación, el cambio climático, el fenómeno El Niño(1) y el calentamiento del Océano Atlántico Norte Tropical en las últimas décadas han creado un cóctel explosivo”.
Consecuencias en todo el mundo
Como resultado, el Amazonas se está transformando gradualmente de bosque tropical en sabana. “Los estudios han demostrado que durante sequías extremas la Amazonia ya no es un sumidero de C02, sino una fuente de gases de efecto invernadero. La selva se está transformando en otro tipo de ecosistema”. En segundo lugar, añade el investigador, “la circulación atmosférica a escala mundial está muy modulada por el bosque tropical. El Amazonas humidifica la atmósfera y equilibra la circulación atmosférica a escala mundial.
Nuestros estudios han demostrado que, si continúa la deforestación, se producirán cambios significativos en la circulación atmosférica y en el ciclo hidrológico. Veremos cambios en los patrones de precipitación en varias regiones del mundo”.
Existen soluciones para erradicar este fenómeno. «Deforestación cero» y creación de zonas protegidas, como reservas naturales. ¿Son sólo ilusiones ante las presiones económicas asociadas a la ganadería intensiva? “Los riesgos económicos son aún mayores si seguimos perdiendo el bosque, y eso es lo que la comunidad científica intenta hacer comprender”.
Responsabilidad global
Aunque los incendios se han intensificado en Brasil bajo la era de Jair Bolsonaro(2), la situación está mejorando y «están surgiendo iniciativas» bajo la presidencia de Lula. Pero la responsabilidad es global “La deforestación de la Amazonia en Perú, por ejemplo, está ligada a la extracción de oro, pero este oro no es consumido por las poblaciones locales”. Beneficia sobre todo a los países del Norte global. Los habitantes de estos países consumen más productos de la deforestación. La lluvia por sí sola no bastará para mejorar la crisis que sufre desde hace varios años la selva amazónica. Es necesario cambiar los estilos de vida y las pautas de consumo si queremos modificar el comportamiento de la gente respecto a la selva.
(1)Fenómeno oceánico caracterizado por el calentamiento de una inmensa reserva de agua superficial que se extiende desde el Pacífico central hasta las costas de Perú y Ecuador.
(2)Presidente de Brasil de 2019 a 2022.
*Artículo de prensa traducida al español del diario La Nouvelle République (2024, 28 de septiembre): “L’Amazonie en feu dérègle le climat mondial”. Lea la versión original aquí
